Hace tiempo que no pasaba por acá. Eso no quiere decir que haya dejado de escribir, ni que mi creatividad se haya detenido, si no que la falta de tiempo para transcribir lo que se dibuja en mis viajes eternos por los océanos de autos y de gente dentro de Santiago lo ha dificultado un poco.
Los tacos interminables, la inexistencia del silencio, la necesidad de sumergirme en un submundo alternativo en donde las palabras dibujan un mundo con matices y colores menos duras que el real o el que cerebro logra traducir como real.
La sutilidad de la violencia de la ciudad que a lo mejor no notamos porque tenemos nuestros sentidos saturados de tantos estímulos que no alcanzamos a notar y que en si eso es violencia.
la necesidad de ir a otros territorios a comprender otras nuevas realidades de la naturaleza, la tierra, la gente con las manos trabajadas,
es difícil describir la variedad de personas que me han hecho descubrir una nueva parte de mi ser a partir de ellos y su sentir, abriendo nuevas puertas y sentidos que no había alcanzado a notar,
es impresionante como la tierra y la cordillera te empujan a reconocerte en los otros, en los amigos, en las estrellas y en los caminos que se hacen eternos con la mochila emocional que uno carga, más allá de la mochila que uno carga por supervivencia.
los viajes que han sido pocos, pero que me han marcado de por vida, las situaciones difíciles que han desafiado mi emocionalidad, el proceso que vivo con pasar a la mediana edad con el cuerpo de una niña pre puber y la aceptación de esta corporalidad,
las marañas constantes de mi cabeza y de mi cabello, que siempre logra explicar mi confuso pensar,
las descripciones largas, las pegas que hice a otros, el tratar de cerrar ciclos y comenzar nuevos para aprender, para vivir y ser feliz.
ser mujer en Chile es difícil y sumarle a eso haber estudiado una carrera poco remunerada, lo hace más difícil.
tratar de crear un mundo nuevo con otros, ser critico a este sistema y reunirse para cambiarlo aunque sea un poco, aunque sea intentarlo, aunque sea por no perder la esperanza, aunque sea para sonreír y sorprenderse del mundo.
que difícil es moverse por este mundo tratando de no perder la identidad de paso...
que difícil es poder escribir y no ser disperso, tratar de cerrar lo escrito.
Así con la falta de tiempo.
Los tacos interminables, la inexistencia del silencio, la necesidad de sumergirme en un submundo alternativo en donde las palabras dibujan un mundo con matices y colores menos duras que el real o el que cerebro logra traducir como real.
La sutilidad de la violencia de la ciudad que a lo mejor no notamos porque tenemos nuestros sentidos saturados de tantos estímulos que no alcanzamos a notar y que en si eso es violencia.
la necesidad de ir a otros territorios a comprender otras nuevas realidades de la naturaleza, la tierra, la gente con las manos trabajadas,
es difícil describir la variedad de personas que me han hecho descubrir una nueva parte de mi ser a partir de ellos y su sentir, abriendo nuevas puertas y sentidos que no había alcanzado a notar,
es impresionante como la tierra y la cordillera te empujan a reconocerte en los otros, en los amigos, en las estrellas y en los caminos que se hacen eternos con la mochila emocional que uno carga, más allá de la mochila que uno carga por supervivencia.
los viajes que han sido pocos, pero que me han marcado de por vida, las situaciones difíciles que han desafiado mi emocionalidad, el proceso que vivo con pasar a la mediana edad con el cuerpo de una niña pre puber y la aceptación de esta corporalidad,
las marañas constantes de mi cabeza y de mi cabello, que siempre logra explicar mi confuso pensar,
las descripciones largas, las pegas que hice a otros, el tratar de cerrar ciclos y comenzar nuevos para aprender, para vivir y ser feliz.
ser mujer en Chile es difícil y sumarle a eso haber estudiado una carrera poco remunerada, lo hace más difícil.
tratar de crear un mundo nuevo con otros, ser critico a este sistema y reunirse para cambiarlo aunque sea un poco, aunque sea intentarlo, aunque sea por no perder la esperanza, aunque sea para sonreír y sorprenderse del mundo.
que difícil es moverse por este mundo tratando de no perder la identidad de paso...
que difícil es poder escribir y no ser disperso, tratar de cerrar lo escrito.
Así con la falta de tiempo.
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